Desde el corazón del pintoresco poblado del Pantano de Los Bermejales
comenzamos a caminar hacia esa maravilla del Cañón de río Cacín,poco a
poco nos fuimos impregnando de ese encanto que tiene este cañón.
Como
niños chicos íbamos disfrutando subiendo escaleras de gato,escalando y
bajando los variados niveles de terreno que teníamos que sortear
ayudándonos de cuerdas y pasando puentes de maderas sobre el río.Una
ruta muy entretenida y divertida.Lo único que hemos añorado hoy son los
bombones de nuestro compañero Rafael.
Terminado el recorrido
por el cañón y por una pronunciada cuesta salimos a una pista que nos
llevaría al poblado y como ya es costumbre terminamos en el bar donde
degustamos unas exquisitas migas que por esta zona las preparan muy
bien.Con el estomago tramquilizado y lleno, subimos en el autobus para
regresar algo ya cansados , y esperar que la
próxima ruta nos guste tanto como ésta.